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Finalmente, el programa de la vivienda se dividió en dos volúmenes: uno que recoge las zonas más públicas, en planta baja, y otro que recoge las más privadas, en la planta superior. Una vez hecho esto, se giró el segundo volumen, formando una L entre ambos.

Este sencillo movimiento hizo que las dos plantas se miren entre ellas y delimiten un espacio central, en el que se ubican la piscina y el jardín. Al mismo tiempo, con este desplazamiento logramos generar bajo el volumen superior el gran espacio de porche en sombra requerido, vinculado con las zonas públicas. El resto del proyecto es un estudio de las relaciones entre interior y exterior: grandes huecos que se abren al centro de la parcela, ventanas que enmarcan vistas estratégicas en cada recorrido, luz y vistas filtradas con lamas y porches profundos… Y de las relaciones entre los espacios interiores, pensados para vivir la casa de diferentes maneras y adaptarla al paso del tiempo.